Colección de relojes. El nivel 1

En una colección, sea de lo que sea, siempre hay varios niveles teniendo en cuenta la rareza de la pieza en cuestión, y por lo mismo, la dificultad que existe para encontrarla y, una vez encontrada, el precio que hay que pagar por ella, que a veces nos resulta inalcanzable.

En el caso de los relojes, de cualquier tipo que sean, pasa lo mismo. Ayer, hoy y mañana, existen y existirán marcas y modelos dentro de cada marca, que se fabrican en grandes cantidades, estando muy difundidos, y otros en cambio, son piezas más escasas, destinadas a gente de alto poder adquisitivo y que se fabrican en materiales más o menos preciosos y con movimientos (se denomina así la maquinaria en términos relojeros) fabricados con medios y técnicas que permiten una precisión fuera de lo normal. Seguramente conocemos mucha gente que lleva en su muñeca un reloj Festina, Lotus, etc. y menos gente que luzca un buen Omega o un Rolex.

Pues bien, durante el siglo XIX, seguramente la “explosión cámbrica” de los relojes de bolsillo, se dieron esas mismas diferencias. Ello hace que la mayor parte de los relojes que podemos encontrar en un mercadillo o en una tienda de brocante o anticuario, sean relojes populares, que fueron fabricados en grandes cantidades y por muchas fábricas distintas (todavía no se había producido la actual concentración empresarial), pero de unas características técnicas muy parecidas.

Este es el primer nivel con el que nos encontraremos al iniciar una colección. Nos moveremos en este nivel, buscando en él los que estén en mejores condiciones de conservación. Hay que tener en cuenta que son relojes muy veteranos, que han tenido sus batallitas, por lo que no es frecuente encontarlos en perfectas condiciones de funcionamiento.

La foto corresponde a un reloj que catalogaría en este primer nivel. Bien conservado exteriormente, no tan bien en su interior...