domingo, 13 de mayo de 2007

El reloj astronómico de Praga





Instalado en el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja es, desde luego, el monumento más visitado en Praga.

Tras sus dos grandes esferas (Vamos a prescindir de los autómatas que, sí, hacen bonito, pero nada más), se oculta un complicado mecanismo, extraordinariamente preciso que fue concebido por Nicolás de Kadan a principios del siglo XV.

La esfera inferior es un gran calendario con tres círculos concéntricos. Un círculo central fijo con el escudo de armas de la ciudad de Praga. Un segundo aro móvil en el que están los doce signos del Zodiaco y doce medallones en los que están representadas las labores agrícolas de cada mes del año. El aro externo lleva inscritos los 365 días del año, indicando en cada uno el número del día del mes, el orden de la semana, el santo del día y un verso.

La esfera superior (un tanto complicadilla para los que estamos acostumbrados a mirar la hora en el reloj de pulsera), tiene, como digo, una liosa disposición.

En el centro está Praga, encima el cielo y debajo la parte del cielo que oculta el horizonte.

El anillo con los signos del Zodiaco se mueve señalando su situación con respecto a la
Tierra.

Nos presenta igualmente la situación del Sol (según los conocimientos de la época era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra), de la Luna (representada por una esfera) y de Venus (una pequeña estrella dorada).

Mientras el Sol (representado por el clásico disco dorado unido a una mano) va girando alrededor de la Tierra, nos indica tres tipos diferentes de hora: La bohemia (en la parte más exterior) que está dividida en 24 horas, según la posición del Sol; Los números romanos indican la hora de Europa Central, distinta de la hora solar según la época del año; La numeración interior en cifras arábigas nos indica la hora babilónica (los babilonios habían sido pioneros en la medición del tiempo, al introducir el sistema sexagesimal, dividiendo el día en 24 horas, la hora en sesenta minutos y el minuto en sesenta segundos tal como se mantiene en la actualidad). El día babilónico se medía desde la salida a la puesta del sol, por lo que la duración de la hora babilónica es mas corta en verano que en invierno.

Gracias a Dios, como quitando al Sr. Zámecnik, que se ocupa del mantenimiento del reloj y a otros tres o cuatro más, nadie se aclara con esa esfera, hay seis relojes con esferas “normales” en la torre.

Cuando da las horas, el conjunto de esculturas que se mueven hacen su numerito, muy aplaudido por los turistas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabías que en Junio del 2006 y como consecuencia del calor, el reloj no fué capaz de abrir las ventanas por las que salen los doce apóstoles y tuvo que hacerlo manualmente Otakar Zámecník después de una hora de "parón".
Tiene que ser una gozada ver todo el mecamismo interior.

Ramón dijo...

Hombre, no lo sabía. Gracias por la curiosidad.

Anónimo dijo...

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